Se
excluyen definitivamente del abecedario los signos ch y ll, ya
que, en realidad, no son letras, sino dígrafos, esto es, conjuntos de dos
letras o grafemas que representan un solo fonema. El abecedario del español
queda así reducido a las veintisiete letras siguientes: a, b, c, d, e, f,
g, h, i, j, k, l, m, n, ñ, o, p, q, r, s, t, u, v, w, x, y, z.
La
eliminación de los dígrafos ch y ll del inventario de letras
del abecedario no supone, en modo alguno, que desaparezcan del sistema
gráfico del español. Estos signos dobles seguirán utilizándose como hasta
ahora en la escritura de las palabras españolas: el dígrafo ch en
representación del fonema /ch/ (chico [chíko]) y el dígrafo ll en
representación del fonema /ll/ o, para hablantes yeístas, del fonema /y/ (calle
[kálle, káye]). La novedad consiste, simplemente, en que dejan de
contarse entre las letras del abecedario.
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Eliminación de la tilde en
palabras con diptongos o triptongos ortográficos: guion, truhan, fie,
liais, etc.
Como consecuencia de la
aplicación de estas convenciones, un grupo limitado de palabras que tradicionalmente
se habían escrito con tilde por resultar bisílabas (además de ser agudas
terminadas en -n, -s o vocal) en la pronunciación de buena parte de
los hispanohablantes —los que articulan con hiato las combinaciones
vocálicas que contienen— pasan a considerarse monosílabas a efectos de
acentuación gráfica, conforme a su pronunciación real por otra gran parte
de los hispanohablantes —los que articulan esas mismas combinaciones como
diptongos o triptongos—, y a escribirse, por ello, sin tilde, ya que los
monosílabos no se acentúan gráficamente, salvo los que llevan tilde
diacrítica.
Las palabras afectadas por este
cambio son formas verbales como crie, crio (pron. [krié], [krió]), criais,
crieis y las de voseo crias, cria (pron. [kriás], [kriá]), de criar;
fie, fio (pron. [fié], [fió]), fiais, fieis y las de
voseo fias, fia (pron. [fiás], [fiá]), de fiar; flui,
fluis (de fluir); frio (pron. [frió]), friais, de freír;
frui, fruis (de fruir); guie, guio (pron. [gié],
[gió]), guiais, guieis y las de voseo guias, guia (pron.
[giás], [giá]), de guiar; hui, huis (de huir); lie,
lio (pron. [lié], [lió]), liais, lieis y las de voseo lias,
lia (pron. [liás], [liá]), de liar; pie, pio (pron.
[pié], [pió]), piais, pieis y las de voseo pias, pia (pron.
[piás], [piá]), de piar; rio (pron. [rió]), riais, de
reír; sustantivos como guion, ion, muon, pion, prion, ruan y truhan;
y ciertos nombres propios, como Ruan y Sion.
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Otra norma reciente y polémica:
Los nombres de
los cargos, como presidente, ministro,
director, secretario general, fiscal general y términos
similares, se escriben con minúscula inicial por tratarse de sustantivos
comunes.
Es habitual que los medios de comunicación escriban el
nombre de los cargos (como gobernante, jefe de Estado, etc.) con
mayúscula inicial: «La ONU elige al portugués António Guterres como su nuevo
Secretario General», «El Presidente se volvió a reunir con los
representantes de los sindicatos», «Recuperado de su enfermedad, el Ministro
de Industria reapareció públicamente», «Los dos candidatos podrían ser el
próximo Jefe de Estado, según las encuestas» o «Dimite el Fiscal General del
Estado».
Aunque el Diccionario panhispánico de dudas
indicaba que se podía usar mayúscula inicial cuando se hacía referencia a una
persona concreta que ejerce un cargo de este tipo, sin mención de su nombre
propio, ahora las Academias de la Lengua recomiendan en la nueva edición de
la Ortografía de la lengua española el uso de
minúsculas en toda circunstancia, se trate o no de este tipo de
alusión.
De este modo, en los ejemplos citados habría sido preferible escribir «La
ONU elige al portugués António Guterres como su nuevo secretario general»,
«El presidente se volvió a reunir con los representantes de los sindicatos»,
«Recuperado de su enfermedad, el ministro de Industria reapareció
públicamente», «Los dos candidatos podrían ser el próximo jefe de Estado,
según las encuestas» y «Dimite el fiscal general del Estado».
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