domingo, 5 de febrero de 2017

Alex Grijelmo: su columna

LA PUNTA DE LA LENGUA
"España adelante!"
Los idiomas se prestigian sobre todo con su buen uso; a lo que suele convenir además la transmisión limpia de palabras transparentes

Álex Grijelmo, EL PAÍS, 5 de febrero
El PP también ha intentado recortar entre los signos ortográficos. Es lo que tiene llevar carrerilla.
El lema de su próximo congreso político se mostró así textualmente:
“España adelante! 18 congreso popular”.
Veamos los recortes aplicados ahí:
1.Ausencia de un signo de exclamación. La primera falta consiste en omitir la exclamación de apertura, signo que se considera obligatorio en español y que venimos empleando desde la ortografía académica de 1754. Los responsables del PP se escudaron en una decisión de los diseñadores. Y en efecto, un artista puede buscar la transgresión para hallar nuevos ámbitos expresivos. Sin la transgresión no habrían existido ni el jazz ni el cubismo. Ahora bien, tal vulneración de lo establecido debe abrir caminos interesantes o superar los anteriores; mostrar un rasgo de genialidad que haga perdonar la falta de respeto por la norma. Sin embargo, ciertos artistas se quedan en la transgresión ortográfica como todo mérito, sin que les acompañe ningún talento adicional. Así ocurre en la publicidad, donde a veces se pisotea el español sin más aportación que los propios zapatazos. Pero sería deseable que en ámbitos cultos y formales (como ese congreso del PP) se mantuviesen los útiles rasgos del castellano.
2.Ausencia de una coma. El sustantivo “España” en la oración “España adelante” se entiende como un vocativo, una apelación a actuar o atender a aquello que se dice a continuación. Y esos vocativos necesitan una coma: “Vamos, Rafa”, “Rafa, no te desanimes”. “¡Rafa, arriba!”. Por tanto, debió escribirse “¡España, adelante!”... y esperar a ver qué contesta España.
3.Ausencia del ordinal. A “18 congreso popular” le falta una letra voladita (º) que represente al ordinal “decimoctavo” (18º), pues de otro modo se lee “dieciocho congreso”, una expresión inelegante y poco adecuada para una entidad de la que cabía esperar cierto esmero en la expresión.
Luisa Fernanda Rudi mostró con toda ingenuidad esos tres fallos cuando salió al ruedo para presentar el lema del congreso. Las críticas no tardaron, empezando por los periodistas presentes, y el partido rectificó enseguida su cartel. Suprimió la exclamación de cierre, añadió la coma (“España, adelante”) y mantuvo lo de “18 congreso”. O sea, no abandonaba del todo la política de recortes: incorporaba un signo, pero a cambio de quitar otro y de mantener el despido improcedente de la voladita.
El presidente de la Generalitat de Cataluña remitió días atrás una carta a Rajoy en la que también se deslizaban tres faltas: “remetimos” en vez de “remitimos”, “a parte” en vez de “aparte” y “llegar a la conclusión que” en vez de “llegar a la conclusión de que”. Se hace difícil imaginar que esos fallos los hubiera cometido Puigdemont en catalán, lengua que la Administración autonómica siempre cuidó en todos los detalles de su expresión pública.

El PP bien podría tomar tal pulcritud como referencia para demostrar que los idiomas se prestigian con su buen uso; a lo que suele convenir además la transmisión limpia de palabras transparentes. Y en esa línea sería deseable también una precisa definición de lo que va a significar para todos ese “adelante” del Partido Popular. Porque en política unos llaman caminar “adelante” a lo que para otros sólo supondrá seguir yendo hacia atrás.

martes, 31 de enero de 2017

LAS VANGUARDIAS Y LA GENERACIÓN DEL 27

LAS VANGUARDIAS Y EL GRUPO POÉTICO DEL 27
Este fin de semana en EL PAÍS SEMANAL el historietista argentino Ricardo Liniers comentaba:

Por eso, no penséis que el arte de vanguardia es una tontería.

Los movimientos de vanguardia. Los ismos.
Las vanguardias se desarrollan con fuerza especial en el período de entreguerras (1918- 1940), aunque el Futurismo o el Cubismo son anteriores. El concepto de vanguardismo, tomado del término militar francés avant-garde, designa aquellos movimientos que se oponen -frecuentemente con virulencia- a la estética anterior y que proponen en sus manifiestos concepciones nuevas del arte en general y de las letras.
Los ismos vanguardistas se suceden a un ritmo muy rápido: Fauvismo, Futurismo, Expresionismo, Cubismo, Dadaísmo, Creacionismo, Ultraísmo, Surrealismo, etc. Tienen su mayor auge en la década de los años veinte, aunque algunas de sus manifestaciones (por ejemplo, el Surrealismo) continúan en la década de los treinta y aún después de la Segunda Guerra Mundial. Sus presupuestos afectan por igual a todas las artes: pintura, escultura, cine y literatura. Algunos pasan como efímeras modas, otros han dejado una huella imborrable, como es el caso del Surrealismo.

En cuanto al ámbito geográfico, se trata de una corriente internacional. Por ejemplo, el Ultraísmo se produce en España y en otros países de habla hispana como Argentina, Uruguay, Chile, México, etc.; el Futurismo se desarrolla en países culturalmente tan dispares como Italia y Rusia; el Surrealismo se implanta en múltiples países de España y América.
Los movimientos de vanguardia son movimientos experimentales que rompen con el subjetivismo romántico y con el realismo decimonónico (del siglo XIX), aunque sí aceptan la idea del "arte por el arte" de los poetas parnasianos y de los poetas malditos como Baudelaire, Mallarmé o Rimbaud. Admiten, por tanto, que la poesía carece de eficacia educadora e ideológica, pues como dice Gautier "cuando una cosa bella es útil, deja de ser bella". Su espíritu pionero busca incansablemente nuevas formas de expresión artística y literaria a través de una rebeldía iconoclasta; así como el deseo de liberación de las trabas morales, políticas y religiosas que impiden la emancipación y desarrollo integral del hombre. De este modo, Marinetti, creador del Futurismo (es el movimiento más temprano: 1910) escribe Mafarka el futurista, novela que, por la carga de erotismo sin trabas que comporta, causa tal escándalo que su autor es llevado a juicio bajo la acusación de atentado contra la moral pública. O el Dadaísmo (creado por Tristan Tzara y H. Ball) que propone, a través del arte y la literatura, destruir el corrompido sistema creado por la sociedad burguesa. En un intento de retorno a la infancia (y de ahí la denominación del ismo: la alusión al balbuceo infantil), a la pureza originaria del mundo. Es una reacción anarquizante, basado en la reducción al absurdo de toda la cultura existente, burlándose de todo lo existente. Por ejemplo, en pintura Duchamp reproduce la Gioconda de Leonardo Da Vinci tiznada con bigotes, o la obra titulada La Santísima Virgen, firmada por Picabia, consistía en un manchón de tinta sobre una página en blanco. También, en esta misma línea se halla el Surrealismo (A. Breton, su iniciador , S. Dalí y L. Buñuel -Un perro andaluz, 1928 o La Edad de oro, 1920, son películas representativas del movimiento-), en cuyo manifiesto o en la revista La révolution surréaliste se percibe su ideología: críticas a las instituciones (políticas, religiosas y militares, a la Universidad); encuestas sobre temas tabúes (sexualidad, suicidio...); el compromiso político con el partido comunista. Esta actitud ideológica se resume con una frase de Breton: «Cambiar la vida, decía Rimbaud; transformar el mundo, decía Marx; para nosotros, esos dos lemas sólo forman uno». De hecho, el surrealismo supone un encuentro entre los pensamientos de Freud y Marx y se presenta como un medio de liberación total del espíritu. Bretón concibe la estética surrealista como automatismo psíquico, que se refleja en la escritura automática, mediante la cual se pretende expresar el funcionamiento real del pensamiento, sin la vigilancia ejercida por la razón y fuera de toda preocupación estética y moral. Se sustituye la razón por la imaginación, la intuición, la inspiración, la asociación libre y el mundo de los sueños, recurriendo a procedimientos derivados del psicoanálisis, la parapsicología y la tradición esotérica.


En el aspecto formal los movimientos de vanguardia rechazan la monotonía habitual de los libros impresos mediante la presentación pictórica de la página (caligramas de Apollinaire), el collage, el juego con la tipografía, la sustitución de los signos de puntuación por signos matemáticos y musicales, la supresión de adjetivos, adverbios y conjunciones en aras del dinamismo y la velocidad... En definitiva, se propugna la destrucción de la sintaxis y el lenguaje desborda los límites de la lógica mediante asociaciones libres de palabras, metáforas insólitas, imágenes oníricas y delirantes, practica el juego de azar de las palabras, como hace el poeta chileno, Vicente Huidobro en el poemario Altazor, representante del movimiento creacionista.
En cuanto a los temas figuran las estaciones, las fábricas, los puentes, las locomotoras, los aeroplanos..., en consonancia con los avances técnicos de la época. “Un coche de carreras es más bello que la Victoria de Samotracia”, proclama a los cuatro vientos Marinetti. Los poemas de Pedro Salinas dedicados a la bombilla eléctrica o a la máquina de escribir son un buen ejemplo de la pasión por la técnica.



Penetración y desarrollo del vanguardismo en España.

La comunicación cultural entre España y la Europa de entreguerras fue muy fluida e intensa. Una característica de la literatura española en este período de los años veinte es su apertura al mundo exterior a través de la vanguardia europea. Se ha apuntado que por primera vez desde el siglo XVIII España participa con voz propia en las corrientes intelectuales europeas, aparte de que no hay que olvidar que fue precisamente un español, Picasso, el gran motor del arte nuevo con su obra de 1907 Las Señoritas de Avignon e hizo triunfar el cubismo, cuya máxima figura sería otro español: Juan Gris.
Las vanguardias literarias españolas tienen como pionero a Ramón Gómez de la Serna, fundador en 1908 de la revista Prometeo, desde la cual difunde cuantas novedades se producen en el panorama europeo. Precisamente las revistas –del mismo modo que las tertulias (la del café Pombo de Ramón o la del Colonial de Cansinos Assens)- cobran gran importancia, a pesar de su efímera vida, para impulsar las nuevas ideas estéticas. Entre muchas revistas, destacan La Revista de Occidente, creada por Ortega en 1923 y la Gaceta literaria, fundada en 1927 por Giménez Caballero y Guillermo de la Torre.
Entre 1909 y 1936 se suceden una serie de efemérides literarias que manifiestan el ambiente vanguardista: 
- Ramón Gómez de la Serna publica su ensayo - manifiesto El concepto de la nueva literatura y el manifiesto futurista en la revista Prometeo.
-Visita del poeta Huidobro a España (1918).
-La Revista de Occidente inserta la traducción del manifiesto surrealista de Bretón.
-Guillermo de la Torre publica el ensayo Literaturas europeas de vanguardia.
-Ortega y Gasset publica La deshumanización del arte.

-Buñuel rueda Un perro andaluz y La Edad de oro.
Se suelen distinguir tres etapas en el vanguardismo español:
       I.         De 1908 a 1918. Primeras manifestaciones protagonizadas por Ramón Gómez de la Serna. Sus obras Morbideces como Secretos son volúmenes de aforismos que ya responden perfectamente a la literatura de vanguardia. Pero a este escritor se le conoce especialmente por ser el inventor de la Greguería, género que responde al deseo vanguardista de disolver o de descomponer la realidad. El mismo Ramón la definió como «humorismo + metáfora». Otras obras suyas son El rastro, El circo, Cinelandia, Senos, La viuda blanca y negra, La mujer de ámbar, Rebeca, El novelista, El hombre perdido. Ramón escribió su propia autobiografía, titulada Automoribundia. En la actualidad se le considera creador de una nueva prosa y de un nuevo lirismo, un arte que respondió con la lógica del absurdo ante lo absurdo del mundo. Es una de las figuras capitales de la literatura española contemporánea.
      II.         De 1918 a 1925. Desde la llegada de Huidobro hasta los primeros contactos con el surrealismo. Son años de Creacionismo y Ultraísmo. Nombre dado a los movimientos vanguardistas, especialmente al Futurismo, en nuestro país. Este movimiento se conoció pronto con la publicación del manifiesto de Ramón en 1910. Las huellas de su temática pueden encontrarse, como ya se ha mencionado anteriormente, en la poética del 27: Pedro Salinas escribe poemas a la bombilla eléctrica o a la máquina de escribir; Alberti compone un madrigal al billete del tranvía y escribe poemas sobre artistas de cine o a un portero de fútbol («A Platko»). El instigador del Ultraísmo fue Vicente Huidobro, quien trajo consigo a España el movimiento Creacionista, del que participaron Juan Larrea y Gerardo Diego. En 1919, la revista Cervantes publicó la primera antología de poetas del Ultra. En ella aparecen Cansinos Ansséns, Guillermo de Torre (gran impulsor del movimiento en su libro Hélices y en el ensayo Literaturas Europeas de vanguardia) y Borges, que vivió su aventura ultraísta en España. El movimiento en 1924 ya agonizaba, pero en estos momentos ya empezaban a bullir los primeros nombres significativos de lo que sería la gran promoción creadora conocida como Generación del 27.
     III.         De 1927 a 1930. Influjo dominante del Surrealismo. Etapa integrada fundamentalmente por los escritores de la Generación del 27. España es el país europeo en el que la repercusión del Surrealismo fue mayor. Su huella es infinitamente más fuerte más fecunda que la de los otros ismos. Se traduce el manifiesto en 1925 y su difusión en España se debe al poeta Juan Larrea. Libros fundamentales de corte surrealista son Sobre los ángeles de Alberti, o Poeta en Nueva York de Federico García Lorca. Hay que puntualizar que el Surrealismo español no fue ortodoxo: nuestros poetas no llegaron al extremo de la creación inconsciente, ni practicaron del todo la escritura automática. En sus poemas puede percibirse una intencionada idea creadora como hilo conductor de las mayores audacias. Lo que si hubo es una liberación de la imagen, desatada de trabas lógicas y con ello un enriquecimiento prodigioso del lenguaje poético. Además, con el surrealismo entra en crisis la poesía pura y deshumanizada, y lo humano, lo social y lo político penetran de nuevo en la literatura.
La generación de 1927

Góngora


El andaluz envejecido que tiene gran razón para su
    orgullo,
El poeta cuya palabra lúcida es como diamante,
Harto de fatigar sus esperanzas por la corte,
Harto de su pobreza noble que le obliga
A no salir de casa cuando el día, sino al atardecer, ya
    que las sombras,
Más generosas que los hombres, disimulan
En la común tiniebla parda de las calles
La bayeta caduca de su coche y el tafetán delgado de
    su traje;
Harto de pretender favores de magnates,
Su altivez humillada por el ruego insistente,
Harto de los años tan largos malgastados
En perseguir fortuna lejos de Córdoba la llana y de su
    muro excelso,
Vuelve al rincón nativo para morir tranquilo y silencioso.

De entre las numerosas denominaciones que ha recibido este grupo fue Dámaso Alonso quien fijó la denominación Generación del 27 como nombre más idóneo por ser la del centenario de la muerte de Góngora, porque en ese año empiezan a publicarse las revistas más significativas del grupo y porque se publican también en este año algunas de las mejores obras de estos poetas.
En cuanto a la nómina de autores tampoco ha habido unanimidad. No hay duda para la crítica que han de estar los “ocho grandes”: Salinas, Guillén, Gerardo Diego, Dámaso Alonso, Luis Cernuda, Federico García Lorca, Rafael Alberti, Vicente Aleixandre. También se suelen añadir los nombres de Emilio Prados y Manuel Altolaguirre.
Se suelen señalar tres etapas en la evolución literaria del grupo.

Primera etapa: hasta 1927, aproximadamente.
A esta etapa corresponden los tanteos iniciales, en que es notoria la presencia de tonos becquerianos, junto a algunos influjos de corte modernista. Pero, como ya se ha mencionado en apartados anteriores, pronto se deja sentir el influjo de las vanguardias (Ultraísmo y Creacionismo mencionados anteriormente), a la vez que el poeta Juan Ramón Jiménez los orienta hacia una poesía pura. Pero junto a este arte frío, hermético, en esta primera etapa también debemos señalar la corriente de lírica popular (un libro representante es Marinero en tierra de Rafael Alberti) y una corriente de influjo clasicista, cultivando las formas estróficas tradicionales, que se observa en libros como Versos humanos de Gerardo Diego y Cal y canto de Alberti.
Toda esta primera etapa culmina y desemboca en un auténtico fervor por el poeta barroco Luis de Góngora, como máximo exponente de un lenguaje poético formalmente perfecto.
Segunda etapa: de 1927 a la guerra civil.
Los poetas, ya en plena madurez y un tanto cansados de las aventuras formalistas, comienzan un proceso de rehumanización de su lírica. Es en este momento cuando se produce la irrupción del Surrealismo, con una concepción del mismo, como ya se ha afirmado en otra ocasión, muy heterodoxa, pues incorpora lo humano y lo social. Los libros poéticos marcados por el surrealismo contienen claras llamadas a la transgresión y a la sublevación. Así, Luis Cernuda en Los placeres prohibidos reivindica la homosexualidad. Lorca en Poeta en Nueva York, realiza una crítica feroz al capitalismo.
Tercera etapa: después de la guerra.
La mayoría de los poetas del 27 adoptaron una concreta militancia revolucionaria y todos se mostraron partidarios de la República al estallar la guerra civil en 1936. Lorca muere asesinado en este mismo año. Todos los demás, salvo Aleixandre, Dámaso Alonso y Gerardo Diego, parten para un largo exilio. El grupo poético del 27 se dispersa. Cada cual sigue su rumbo poético, pero ninguno abandona ya los caminos de una poesía cada vez más humana y comprometida. Por ejemplo Jorge Guillén, desde el exilio, con Clamor, inicia un ciclo poético marcado por el testimonio de las discordancias del mundo y por el dolor del hombre. En España, Dámaso Alonso publica en 1944 Hijos de la Ira, poesía angustiada y existencial.

INSOMNIO

Madrid es una ciudad de más de un millón de cadáveres (según las últimas estadísticas).
A veces en la noche yo me revuelvo y me incorporo en este nicho en el que hace 45 años que me pudro,
y paso largas horas oyendo gemir al huracán, o ladrar los perros, o fluir blandamente la luz de la luna.
Y paso largas horas gimiendo como el huracán, ladrando como un perro enfurecido, fluyendo como la leche de la ubre caliente de una gran vaca amarilla.
Y paso largas horas preguntándole a Dios, preguntándole por qué se pudre lentamente mi alma,
por qué se pudren más de un millón de cadáveres en esta ciudad de Madrid,
por qué mil millones de cadáveres se pudren lentamente en el mundo.
Dime, ¿qué huerto quieres abonar con nuestra podredumbre?
¿Temes que se te sequen los grandes rosales del día, las tristes azucenas letales de tus noches?
LOS POETAS DEL 27

Pedro Salinas(1891-1951)
Catedrático de Literatura en varias universidades españolas e importante crítico literario. Tras la guerra se exilió y ejerció como docente en algunas universidades extranjeras. El tema central de su poesía es el amor, de ahí que haya sido considerado el poeta del amor por antonomasia dentro del grupo. Se suelen distinguir en su producción dos etapas: una primera integrada por Presagios, Seguro azar y Fábula y signo. La segunda, a partir de 1930, integra la gran trilogía amorosa: La voz a ti debida, Razón de amor y Largo lamento.
Jorge Guillén(1893-1984) Se dedicó profesionalmente a la docencia y ocupó, como Salinas, algunas cátedras universitarias en España y -tras el exilio- en el extranjero. Recibió en 1977 el Premio Cervantes. Dos grandes períodos definen su actividad poética: el primero abarca la escritura de Cántico y el segundo la de Clamor. Este último compuesto de tres volúmenes: Maremágnum, Que van a dar en la mar y A la altura de las circunstancias. Si Cántico es un canto de optimismo, un cántico a la creación, al goce de existir, en el que se celebra la armonía del universo , en cuyo centro se halla la realidad amorosa , y la integración del individuo en él, por el contrario, Clamor supone el desgarramiento y el pesimismo vital y en sus obras se ponen de manifiesto las discordancias del mundo.
Gerardo Diego (1896-1987) Es el compilador de una Antología poética del grupo del 27 en 1932. Fue docente en varios institutos españoles, perteneció a la RAE, ganó el Nacional de Literatura –ex aequo con Alberti-, el Cervantes,... fundó también dos revistas que sirvieron de animadoras culturales a sus compañeros: Carmen y Lola. Con más de cuarenta títulos la obra de Diego es de las más extensas del grupo. Es una obra dual, dividida por la atracción que el autor sintió a la vez por la tradición y la vanguardia. Algunas obras: Desde Versos humanos, Soria o Alondra de verdad, caracterizados por el clasicismo, hasta obras como Imagen, Fábula de Equis y Zeda o Manual de espumas, de corte creacionista .

Vicente Aleixandre (1898-1984)
Estudió Derecho y Comercio pero, debido a una grave enfermedad, se dedicó por entero a la poesía. Fue miembro de la Real Academia y en 1977 obtuvo el Premio Nobel. Conviene distinguir en su obra varias etapas: en la primera etapa el hombre es para él la criatura más penosa del universo. Dos títulos destacan en esta etapa surrealista: La destrucción o el amor y Sombra del paraíso. En la segunda etapa el hombre es visto ahora positivamente. Sigue siendo una criatura que sufre, pero se destaca por su quehacer valiente y doloroso. Obra destacada de esta etapa es Historia del Corazón. A la última etapa corresponde Poemas de la consumación (1968).
Federico García Lorca (1898-1936) Es el escritor más célebre del siglo XX y de fama universal. Hijo de una familia muy acomodada estudió música con Manuel de Falla y se trasladó a Madrid, donde vivió en la célebre Residencia de Estudiantes y compartió con Dalí, Buñuel y tantos otros, momentos cruciales para el arte del siglo XX. Viajó a Nueva York (1929) y a Cuba, donde fue testigo del crack de la bolsa del 29. Vuelto a España escribe tragedias y dramas de gran éxito. Fue director del teatro universitario La Barraca con el que recorrió numerosos lugares de España llevando lo mejor de nuestra dramaturgia. Su republicanismo de izquierda y su condición de triunfador hicieron de él en Granada, al estallar la guerra, una víctima fatal.  Todas la obras lorquianas se sustentan en un poderoso código simbólico: la luna, el agua, la sangre, el caballo, la hierba y los metales, unidos al tema de la muerte y el destino trágico. Su poética la podemos clasificar del siguiente modo:
·       Los primeros libros: en 1921 publica Libro de poemas. Después compone 3 libros: Poema del Cante Jondo, Canciones y Suites. Hay en ellos poesía pura, juegos..., pero también nostalgia y los temas trágicos típicamente lorquianos, como es la presencia de la Andalucía trágica, la Andalucía del llanto, en el Poema del Cante Jondo.
·       El Romancero gitano se publica en 1928, libro dedicado a esta etnia marginada. Lorca se siente atraído por ellos y convierte al mundo gitano en un mito, gracias al tema del destino trágico: los personajes, al margen de un mundo convencional y hostil, están marcados por la frustración o la muerte. En El Romancero, Lorca alcanza el punto más alto de estilo con la fusión de lo culto y lo popular.
·       En Poeta en Nueva York (1929), como ya se ha dicho en otro apartado es un libro de influjo surrealista y con un marcado acento social. En aquella ciudad vio el poder del dinero, la injusticia social, la deshumanización. Los poemas son gritos de dolor y de protesta, que encuentran su cauce adecuado en la técnica surrealista: el versículo y la imagen alucinante le sirven para expresar un mundo absurdo que descargan su cólera . 
CIUDAD SIN SUEÑO (NOCTURNO DEL BROOKLYN BRIDGE)

No duerme nadie por el cielo. Nadie, nadie.

No duerme nadie.
Las criaturas de la luna huelen y rondan sus cabañas.
Vendrán las iguanas vivas a morder a los hombres que no sueñan
y el que huye con el corazón roto encontrará por las esquinas
al increíble cocodrilo quieto bajo la tierna protesta de los astros.

No duerme nadie por el mundo. Nadie, nadie.

No duerme nadie.
Hay un muerto en el cementerio más lejano
que se queja tres años
porque tiene un paisaje seco en la rodilla;
y el niño que enterraron esta mañana lloraba tanto
que hubo necesidad de llamar a los perros para que callase.

No es sueño la vida. ¡Alerta! ¡Alerta! ¡Alerta!

Nos caemos por las escaleras para comer la tierra húmeda
o subimos al filo de la nieve con el coro de las dalias muertas.
Pero no hay olvido, ni sueño:
carne viva. Los besos atan las bocas
en una maraña de venas recientes
y al que le duele su dolor le dolerá sin descanso
y al que teme la muerte la llevará sobre sus hombros.

Un día

los caballos vivirán en las tabernas
y las hormigas furiosas
atacarán los cielos amarillos que se refugian en los ojos de las vacas.

Otro día

veremos la resurrección de las mariposas disecadas
y aún andando por un paisaje de esponjas grises y barcos mudos
veremos brillar nuestro anillo y manar rosas de nuestra lengua.
¡Alerta! ¡Alerta! ¡Alerta!
A los que guardan todavía huellas de zarpa y aguacero,
a aquel muchacho que llora porque no sabe la invención del puente
o a aquel muerto que ya no tiene más que la cabeza y un zapato,
hay que llevarlos al muro donde iguanas y sierpes esperan,
donde espera la dentadura del oso,
donde espera la mano momificada del niño
y la piel del camello se eriza con un violento escalofrío azul.

No duerme nadie por el cielo. Nadie, nadie.

No duerme nadie.
Pero si alguien cierra los ojos,
¡azotadlo, hijos míos, azotadlo!

Haya un panorama de ojos abiertos

y amargas llagas encendidas.

No duerme nadie por el mundo. Nadie, nadie.

Ya lo he dicho.
No duerme nadie.
Pero si alguien tiene por la noche exceso de musgo en las sienes,
abrid los escotillones para que vea bajo la luna
las copas falsas, el veneno y la calavera de los teatros.
                   Poeta en Nueva York

 Últimas obras poéticas: El llanto por Ignacio Sánchez Mejías (1935), inspirado en la muerte del famoso torero. En este poema se combinan el acento popular y las imágenes surrealistas. Se trata de una de las más hermosas elegías de la Literatura española; El Diván del Tamarit (1936), inspirado en la poesía arábigo-andaluza, y Los Sonetos del amor oscuro.
Dámaso Alonso (1898-1990) Catedrático de universidad, profesor y conferenciante en universidades extranjeras, académico y director de la RAE, académico de la Historia y de numerosas academias internacionales, doctor honoris causa por diversas universidades de Europa y América, Dámaso Alonso ha sido una de las figuras intelectuales más brillantes de la España contemporánea. A su condición de poeta unió un finísimo ingenio que hizo de él uno de los mejores críticos literarios. Una de sus obras fundamentales, Hijos de la ira (1944). Supone un verdadero aldabonazo en las conciencias en el silencio de la posguerra y representa la culminación de su lírica.
Rafael Alberti (1902 –1999) Su infancia marinera en el Puerto de Santa María se ve sustituida con el traslado de su familia a Madrid. Aunque su vocación primera había sido la pintura, Alberti, gana bien joven el Nacional de Literatura –ex aequo con G. Diego- por Marinero en tierra en 1925. Se afilió al Partido Comunista y colaboró en varias empresas de la República. Tras la guerra se exilió y vivió en Italia, Argentina... Con la llegada de la democracia fue elegido diputado por el PCE. Recibió el Premio Cervantes en 1983. Toda su peripecia vital ha sido contada por el poeta en La arboleda perdida.
Caben distinguir cinco momentos en la lírica albertiana:
·       Etapa neopopularista. Se da en estas obras la fusión entre la tradición y vanguardia propia de los autores del 27. Pertenecen a esta etapa la obra Marinero en tierra.
·       Etapa gongorina y vanguardista. Entre 1926 y 1927 escribe Cal y canto. Por una parte este libro rinde culto a la moda gongorina con sonetos, tercetos, romances cultos, y por otra parte, incluye poemas audazmente vanguardistas, como el poema Madrigal al billete del tranvía, Venus en ascensor, Platko (portero húngaro del Barcelona).

Telegrama                                    


Nueva York.
Un triángulo escaleno
Asesina a un cobrador.

El cobrador, de hojalata.
Y el triángulo, de prisa,
Otra vez a su pizarra.

Nick Carter no entiende nada.

¡Oh!

Nueva York.   
Cal y canto, Rafael Alberti)


·       La etapa plenamente surrealista se inicia con Sobre los ángeles. Los ángeles simbolizan la crueldad, la tristeza, la desesperanza, la muerte...
·       Poesía civil y política: con la llegada de la República, Alberti toma posiciones marxistas revolucionarias, son de esta época Poeta en la calle. En el destierro, el tema político se mezcla con el tema de la nostalgia, como, por ejemplo, Entre el clavel y la espada.
Luis Cernuda (1902-1963) Tomó partido por la causa republicana y se exilió a Inglaterra primero y luego a Estados Unidos y a México donde ejerció como profesor de español. Reunió toda su poesía bajo el elocuente título de La realidad y el deseo, cuyo centro temático, como su mismo título indica es el doloroso divorcio entre su anhelo de realización personal (el deseo) y los límites impuestos por el mundo que le rodea (la realidad). Una de las obras más sobresalientes es Los placeres prohibidos.

Donde habite el olvido
 Luis Cernuda

I
Donde habite el olvido,
En los vastos jardines sin aurora;
Donde yo solo sea
Memoria de una piedra sepultada entre ortigas
Sobre la cual el viento escapa a sus insomnios.
Donde mi nombre deje
Al cuerpo que designa en brazos de los siglos,
Donde el deseo no exista.
En esa gran región donde el amor, ángel terrible,
No esconda como acero
En mi pecho su ala,
Sonriendo lleno de gracia aérea mientras crece el tormento.
Allá donde termine ese afán que exige un dueño a imagen suya,
Sometiendo a otra vida su vida,
Sin más horizonte que otros ojos frente a frente.
Donde penas y dichas no sean más que nombres,
Cielo y tierra nativos en torno de un recuerdo;
Donde al fin quede libre sin saberlo yo mismo,
Disuelto en niebla, ausencia,
Ausencia leve como carne de niño.
Allá, allá lejos;
Donde habite el olvido.
Emilio Prados (1899-1962) La formación humana y literaria de Emilio Prados debe mucho a la Residencia de estudiantes. Fundó con Altolaguirre la revista Litoral. Durante los años de la República se dedicó a la instrucción cultural en Málaga. Se exilió luego a México donde vivió dedicándose a la docencia. De entre su obra sobresalen las Canciones del farero y Jardín cerrado.
Manuel Altolaguirre (1905-1959) El más joven del grupo no fue sólo un exquisito poeta, sino también su impresor y editor. Además de fundar Litoral con Prados auspició múltiples empresas editoriales, entre ellas la revista Caballo verde para la poesía. También tomó partido por la causa republicana y en el 38 se exilió a Cuba y luego a México.
La obra de Altolaguirre es breve. Cabe citar Las islas invitadas o La lenta libertad.

El vanguardismo constituye un ciclo de enorme interés en la literatura contemporánea. Su fecundidad queda de manifiesto al comprobar cómo el grupo poético del 27 se enriquece integrando muy originalmente los diversos movimientos vanguardistas junto a la tradición literaria española. Toda la crítica considera que esta generación ha supuesto una nueva edad de oro para la poesía española en cuanto que los poetas que hemos venido estudiando en el tema y otros que hemos dejado en el tintero, se caracterizan por una originalísima síntesis entre polos opuestos: entre lo intelectual y lo sentimental, entre vanguardia y tradición, entre la pureza estética y la autenticidad humana, la búsqueda de la perfección formal y el compromiso político y humano, entre lo culto y lo popular y entre lo universal y lo español.