LA PUNTA DE LA LENGUA
"España adelante!"
Los
idiomas se prestigian sobre todo con su buen uso; a lo que suele convenir
además la transmisión limpia de palabras transparentes
Álex Grijelmo, EL PAÍS, 5 de febrero
El PP también ha intentado recortar entre los signos
ortográficos. Es lo que tiene llevar carrerilla.
El lema de su próximo congreso político se mostró así
textualmente:
“España adelante! 18 congreso popular”.
Veamos los recortes aplicados ahí:
1. Ausencia
de un signo de exclamación. La primera falta consiste en omitir la exclamación
de apertura, signo que se considera obligatorio en español y que venimos
empleando desde la ortografía académica de 1754. Los responsables del PP se
escudaron en una decisión de los diseñadores. Y en efecto, un artista puede
buscar la transgresión para hallar nuevos ámbitos expresivos. Sin la
transgresión no habrían existido ni el jazz ni el cubismo. Ahora bien, tal
vulneración de lo establecido debe abrir caminos interesantes o superar los
anteriores; mostrar un rasgo de genialidad que haga perdonar la falta de
respeto por la norma. Sin embargo, ciertos artistas se quedan en la
transgresión ortográfica como todo mérito, sin que les acompañe ningún talento
adicional. Así ocurre en la publicidad, donde a veces se pisotea el español sin
más aportación que los propios zapatazos. Pero sería deseable que en ámbitos
cultos y formales (como ese congreso del PP) se mantuviesen los útiles rasgos
del castellano.
2. Ausencia
de una coma. El sustantivo “España” en la oración “España adelante” se entiende
como un vocativo, una apelación a actuar o atender a aquello que se dice a
continuación. Y esos vocativos necesitan una coma: “Vamos, Rafa”, “Rafa, no te
desanimes”. “¡Rafa, arriba!”. Por tanto, debió escribirse “¡España,
adelante!”... y esperar a ver qué contesta España.
3. Ausencia
del ordinal. A “18 congreso popular” le falta una letra voladita (º) que
represente al ordinal “decimoctavo” (18º), pues de otro modo se lee “dieciocho
congreso”, una expresión inelegante y poco adecuada para una entidad de la que
cabía esperar cierto esmero en la expresión.
Luisa Fernanda Rudi mostró con toda ingenuidad esos tres
fallos cuando salió al ruedo para presentar el lema del congreso. Las críticas
no tardaron, empezando por los periodistas presentes, y el partido
rectificó enseguida su cartel. Suprimió la exclamación de cierre,
añadió la coma (“España, adelante”) y mantuvo lo de “18 congreso”. O sea, no
abandonaba del todo la política de recortes: incorporaba un signo, pero a
cambio de quitar otro y de mantener el despido improcedente de la voladita.
El presidente de la Generalitat de Cataluña remitió días
atrás una carta a Rajoy en la que también se
deslizaban tres faltas: “remetimos” en vez de “remitimos”, “a parte”
en vez de “aparte” y “llegar a la conclusión que” en vez de “llegar a la conclusión
de que”. Se hace difícil imaginar que esos fallos los hubiera cometido
Puigdemont en catalán, lengua que la Administración autonómica siempre cuidó en
todos los detalles de su expresión pública.
El PP bien podría tomar tal pulcritud como referencia para
demostrar que los idiomas se prestigian con su buen uso; a lo que suele
convenir además la transmisión limpia de palabras transparentes. Y en esa línea
sería deseable también una precisa definición de lo que va a significar para
todos ese “adelante” del Partido Popular. Porque en política unos llaman
caminar “adelante” a lo que para otros sólo supondrá seguir yendo hacia atrás.